Juan Carlos Rodríguez: "La realidad no existe, tan sólo existe el lenguaje" se transformó en eslogan básico de la posmodernidad


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Pero lo que nos importa es que Foucault permanecía impertérrito: en 1982-1983 dictó su último curso en el Collège de France, con el título bien significativo de 'El gobierno de sí y de los otros' (determinante en el mundo anglosajón para el citado "efecto Foucault"), y en 1984 aparecieron los dos últimos volúmenes de su 'Historia de la sexualidad', subtitulados 'El uso de los placeres' y 'El cuidado de sí mismo'. Suponían obviamente unos inventos (en gran medida al estilo heideggeriano, aunque con otro sentido) de la Grecia clásica, con una doble finalidad obvia: el 'uso (o la multiplicidad) de los placeres' implicaba la anulación de la imagen del "yo-soy-sexo"; mientras que 'el cuidado de sí mismo' (una variante sin duda del "empresario de sí mismo") servía para colocarnos en el final de aquel mundo feliz inventado y en el comienzo del derrumbe de la clasicidad grecolatina. Esto es, el ideal absoluto de la popia 'Paideia' (que, como debería saberse, en absoluto era un ideal para Heidegger) se habría disuelto por culpa de la aparición del Cristianismo. Ésta es sin duda una influencia del Hegel de Kojève, a través de las figuras del citado capítulo IV de la 'Fenomenología del Espíritu'. Ahí el Cristianismo, en el Hegel pleno, supone (tras los estoicos y los escépticos) el momento de la conciencia desgraciada pero a la vez el paso hacia la salvación de esa misma conciencia a lo largo de los meandros del cristianismo. Pero éste se convierte para Foucault en el ámbito de lo demoledor, en el culpable de todo. Así el 'sacerdote' (que en Hegel es "mediador" positivo en el paso de la Negatividad de sí a la Positividad de la Razón) queda anclado para Foucault en la negatividad radical. Con los dos ejes básicos eclesiásticos: la 'Pastoral' (con la cual los "pastores del ser" habrían convertido a sus seguidores en gregario rebaño de ovejas) y la 'Confesión', en la que "el cuidado de sí" (en su trasfondo heideggeriano: el cuidado del propio ser del lenguaje) se traspasaba al cuidado dependiente del Otro, del sacerdote convertido en "señor" de cualquier yo y cualquier lenguaje (1).

De todos modos eso ya no importaba, puesto que (aparte de que Foucault muriera en el año 85) el 'constructivismo cultural' en que él se había basado, parecía imponerse por todas partes: "la realidad no existe, tan sólo existe el lenguaje", se transformó en eslogan básico de la posmodernidad y luego de las teorías 'Queer', y aquello parecía definitivo. Se había pasado de la construcción de las figuras culturales a la construcción lingüística de la realidad social. Se había pasado del "mundo del texto" al "mundo como texto". Y en esas andamos.

(Notas):

(1) Evidentemente esta "genealogía de la moral", presentando al Cristianismo como gozne, nos ofrece un planteamiento que debe leerse, a la vez, desde el último Nietzsche. Sobra decir que la imagen nietzscheana de "genealogía" permanece siempre en Foucault.

(Fuente: "Subjetividad y subjetivación en la cultura de hoy (notas sobre Foucault y Heidegger y otras cuestiones anexas)", 'Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada', 18 (2012)).
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