Juan Carlos Rodríguez: "La pregunta de Foucault, '¿por qué soy socialmente sexo?', se iba a trasladar inmediatamente a la radical pregunta feminista de fondo: ¿por qué yo soy socialmente mujer?"

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Pues el 'delirio' (o la transgresión) del lenguaje y la imagen del cuerpo, que afloraban con claridad en 'Historia de la locura', se iban a hacer más patentes en 'Vigilar y castigar' (1975), quizá el libro que más ha perdurado de Foucault con sus famosas 'tecnologías del cuerpo' y 'sociedades disciplinarias' redundando en el encierro, el panóptico y el orden. Algo que ya había aparecido en 1971 en el no menos famoso 'El orden del discurso', donde se resaltaba la violencia de la relación entre 'Poder' y 'Saber'. Esta noción del poder nietzscheano (algo que al final se volverá realmente abstruso en Foucault), como las imágenes del ser del lenguaje o de las tecnologías del cuerpo, nos remiten de hecho (en 'El orden del discurso') a otra imagen clave: "Nuestra civilización se ha olvidado de algo esencial (es una variante del 'olvido del ser' de Heidegger) y eso nos está llevando a la hecatombe". Lo señala con su justeza habitual el profesor Moreno Pestaña (siguiendo a Vattimo), sólo que Moreno Pestaña añade más: que la fascinación de Foucault por la obra de Heidegger resulta indudable ya desde sus primeros trabajos. Yo mismo resalté hace algún tiempo algunos ejemplos clamorosos (Rodríguez, 2002): en 'Las palabras y las cosas' lo que se nos cuenta es el 'Historial' del lenguaje del ser (o del ser del lenguaje) a través de sus desvelamientos en diversas 'Epistemes' o 'epocalidades énticas' que están calcadas de las epocalidades de Heidegger, etc. (1).

De cualquier forma, desde el ser del lenguaje y desde las técnicas sobre el cuerpo y la relación poder/saber, pasaríamos a 'La voluntad de saber' (o sea, al comienzo de la trilogía foucaultiana sobre la 'Historia de la sexualidad'), la verdadera clave del 'Constructivismo culturalista'. La pregunta nuclear de 'La voluntad de saber' (el primer volumen, de 1976) era la decisiva: '¿Por qué yo soy socialmente sexo?' Y de ahí el rastreo foucaultiano sobre el cómo de que la sociedad burguesa nos hubiera clasificado a través del sexo: Primero la clasificación entre hombres y mujeres; a continuación la norma heterosexual y la 'alianza' "socio-matrimonial"; y a partir de ahí los dispositivos de exclusión, de marginación (como en el anterior caso de los "locos"), es decir, las normas que implicaban lo considerado como perverso o como obseso o como anormal en suma, incluidas las normas sobre la homosexualidad (Foucault, decimos, anduvo siempre "preocupado" por eso, incluso con dos intentos juveniles de suicidio). Ahora bien: lo que no se esperaba Foucault (ni nadie) era el éxito clamoroso que estos libros iban a tener en Estados Unidos, como también indicábamos. claro que la coyuntura resultó decisiva: la década de los sesenta-setenta en Norteamérica estuvo marcada por la lucha contra la guerra de Vietnam, por la "contra-cultura", por los derechos de las mujeres y del feminismo y por supuesto por los derechos civiles de los negros (luego afroamericanos), etc. De ahí arrancó todo. Tanto que hasta en la filosofía analítica empezaron a aparecer los primeros brotes foucaultianos sobre marcos socio-históricos del lenguaje, algo inconcebible antes. Pero sobre todo los derechos de las mujeres y los negros fueron la clave. Puesto que la pregunta de Foucault, '¿por qué soy socialmente sexo?', se iba a trasladar inmediatamente a la radical pregunta feminista de fondo: ¿por qué yo soy socialmente mujer? (o sea, una marginada o una secundaria), e igualmente a la pregunta de los de color: ¿quién se ha inventado que el color de la piel suponga marginación y muerte?

(Notas):

(1) Los ejemplos podrían multiplicarse, sin poner con ello en duda "la originalidad de Foucault".

(Fuente: "Subjetividad y subjetivación en la cultura de hoy (notas sobre Foucault y Heidegger y otras cuestiones anexas)", 'Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada', 18 (2012)).

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