Juan Carlos Rodríguez: "Era un aplauso de Foucault al neoliberalismo que ya empezaba a imponerse en los Estados Unidos"


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Lógicamente a Foucault, que se había trasladado a Berkeley con los 'beats' y los 'hippies', aquellos campos californianos, decíamos, debieron de parecerle maravillosos (1). De modo que en el curso 78-79, en París, decidió dar un paso decisivo para la 'pospolítica' (al igual que los heideggerianos estaban hablando ya de la era 'postmetafísica'). De ahí surgió en pleno la noción de 'biopolítica', esto es, la construcción cultural de la política entendida como forma de la 'gobernabilidad' o 'gobernanza' de la vida colectiva y de la vida propia, la de cada uno y la de los otros. Y así surgió también lógicamente su pasión, en ese curso, por la Escuela de Chicago: por la libertad de mercado como signo de la libertad individual y como imagen de que cada uno debe ser "empresario de sí mismo" -lo señaló atinadamente el profesor Francisco Vázquez García (1987)- y asumir sus propios riesgos. La tradición ideológica norteamericana del "cada uno es su propio presidente" se había trasladado ya al lenguaje del "cálculo" de vida neoliberal. Quizá por eso Rorty llamó a Foucault "el caballero de la autonomía". Pero el cálculo tenía más connotaciones: todo es reducible al economicismo vital de bienes y pérdidas (afectivas, sentimentales, amorosas, etc.): la economía era ya la única cara. Cada uno debía "construirse" libremente a sí mismo dentro del mercado libre y sin intervención pública o estatal. Obviamente era un aplauso de Foucault al neoliberalismo que ya empezaba a imponerse en los Estados Unidos.

(Notas):

(1) No sin algún problema, como señalan Moreno Pestaña (2006) y Jacques A. Miller (1995)

(Fuente: "Subjetividad y subjetivación en la cultura de hoy (notas sobre Foucault y Heidegger y otras cuestiones anexas)", 'Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada', 18 (2012)).

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